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lunes, 29 de diciembre de 2014

LA CASA ENCANTADA




La casa no estaba encantada pero en la punta de los ojos cabía toda la luz necesaria para deslumbrar a un ciego y al volar nos cruzábamos con una mujer loca parecida a un taburete con ruedas dando eses mientras el viento se esforzaba en  dejar sitio a los otros bien peinados del lugar.  
Las dolencias se nos marchitaron al descubrir sombreros en las palomas, reveses para verlo como se nos antojara estar. Los botiquines se embarazaron de lápices, había pececillos en los sonetos de los cepillos de dientes, salpicaban al cantar de espumas y en los espejos éramos también del revés.
Despegamos los pies del suelo un jorobado lunes de una semana que empezaba con sus principios hasta que se nos empapara la nada de todo, volamos de luna en luna haciendo de marcianos sin medicar, libres como calles sin salida allí donde las policías no existen. Mares, selvas y verdades que hay en los callejones donde el repartidor de pizzas reza para no morir cuando se enteren.
Y pedimos una de cristal. Y otra de fresa. Y los anunciantes, en las pescaderías locales, nos pidieron posar para un anuncio de alegría. Con eso pasamos los inviernos, alegres. Las primaveras fueron felices. Es diferente. Como la frambuesa en la nevera o al aire libre en el polo norte cuando las mínimas dan las tantas. Tantas veces nos reímos que el anuncio nos dio para despeinar hasta el otoño por los lagos de cobre que parían duendes como rosquillas, ¿te acuerdas?
Tampoco los neptunianos tuvieron inconveniente en deshacerse de los mitos para posar con nosotros y tomar un batido de lengua de gato andaluz. Los anunakis son más de Buñuel, dijo él, ¿quién?, y se rió la mesa de los acentos que daba burbujas el ruido a existirse como la gran y única payasada la ostia maestra el quiquiriquí del asunto como decía la virgen de los cafés para dormir de día y nadar sin guardar la ropa.
Al celibato se lo comió un gato. Nosotros nos bebimos el vino y los pecados. Tal vez fue que encajó el azar con la casualidad de los pares sin brisa, faltados como con tanta sed para ahogar desiertos. Tal vez fue que pasamos de parabrisas y nos fuimos por las ramas hasta muchos más arribas.
El cuento es que no lo era. La era no contaba con eso. Pero no nos pongamos sin poner algo para picar, y nos compramos unos bollos de alcachofa, y nos comimos hasta la pasta de piel de aluminio cazado vete a saber si en aluminosis, fue precioso. Llovía y las alcantarillas no daban abasto. Nos dolía hasta lo que no existe. Hay cada milagro de calambre en la vida que no son golpes. También.
Contábamos con ojos para vernos, manos para tocarnos, lenguas para sabernos. No sabíamos esgrima, y qué? el amor no es un refrán, es más como un duende. No se puede jugar sin contar con los sentimientos del duende. Por eso me asusté, era mi primer duende, me dio con la magia a mis pocas aportaciones al inconsciente colectivo y yo me comporté como un adulto. No sé cómo pude, no sé cómo pude parecer un adulto porque tú me viste reír. Siempre pensaré que nos drogó el psiquiatra ese al que sólo yo veía. No fueron ninguno de los tuyos.
Después nos subió la fiebre, y, ¿tú te acuerdas del termómetro aquel que siempre te miraba? Fue él. Lo dijeron ayer en mi radio y lo tengo por escrito, así que ahora hay pruebas.
Aquí también me encargo de escribir para las fábricas de papel de fumar, ya sabes, muñecos verdes y gatos sin paraguas para los más decaídos. Todo es normal. Insoportable, vaya. Pero muy bien. De cojones para irse a esquiar a la playa con los amigos que te puedes dibujar en las uñas de los pies para que parezca que a todo dios le hacen gracia las gilipolleces del del espejo que me dejé, no sé si fuera o dentro, pero ya casi lo tengo. Por eso he pensado en operarme del cerebro, sólo que me lo quiten un tiempo a ver qué.
Por otro lado están los años, sí, que joden por aquí, pero ayer pillé a uno cuando le ponía pilas al calendario y lo maté con la estufa amarilla, y no me lo comí.
A veces me acuerdo de las hormigoneras. No sé cuales, pero tienes que saberlo. Me compré un disfraz de paréntesis para que no me dieran. Y me dan por arriba y por abajo. Por los lados me acuerdo de ti. Así mientras tomo aspirinas veo querubines cubistas y la muerte va más lenta, dice ella, pero ya la conoces, siempre jodiéndolo todo. Yo no me fio. Ni un pelo. Aquí ahora ya no la pintan calva. No sé qué coño dibujan aquí. Parece un algo muy inútil. Son los mejores inventando sobras para el futuro.
Escóndete, que viene el autobús. Y no sé si nos vieron. Era en el cine, dentro de la peli, había mucho público, se habían confundido, y nos miraban con ojos que parecían como para ser usados para ver, no sé, yo compro la revista del chaval ese que vuela con los delfines y dice que, de cerca, los azules se tornan de lo que escojas sin pasar por caja. En el mar hay pocas cajas, pensé que le diría como un chulo, pero me miré y no hubiera parecido ningún chulo, daba pena, mi imagen, que se me cayó al vernos, me miró con una cara de no habernos visto nunca que daba hasta impresión en la sombra. Impresión de quedar impresionada como una serigrafía o cualquier otra grafía, muy muy impresionada. Y daba una impresión. Sólo una, pero muy fuerte.  Como una bala, que te da, sólo una, pero puede hacerte perder mucho y depende de poquísimos factores, si te da o no.
Así que estuve un tiempo muerto, para no gastar tanta gasolina, porqué aquí ya se ha acabado y ahora nos comemos los unos a los otros, mañana mismo ya lo legalizan. Yo voy a abrir una tienda de pus. Queremos acabar con las alternativas que nos proponen. Una. Por eso luchamos con pus. Lo vendemos para que su sangre pille reuma y se debiliten. Y ellos lo compran con receta. Se la hacemos nosotros, todo muy bien. A color. Pican todos, porque tenemos también una red para pillar a los que sospechan, a estos no sé, creo que los cuecen para hacer mantequilla 100% vegetal. Pero no tengo el permiso para tener la razón, no me lo dieron. Fue, ya sabes, por lo de ver cosas que ellos no ven y las voces que salen de las bocas de la gente y lo de siempre, papeleo y ostias, pero de cojones. Y así pues con esto y la lotería que nunca toca, al menos un escabeche sí, y ahora más, que vuelve lo de la salud. Pero durará poco. Nos matará, ya verás. Tanta escasez de mierda. Tan poco abono. Aún me acuerdo de los edulcorantes que preparabas, siempre lo intento, pero yo no soy tú. Bueno, casi seguro que al no ser tú, influye.
Tampoco hay mucha tienda suelta ya por aquí, alguna espalda en el banco pero hay minas y aun nos gusta lo de tener pies, por poco que tiren, para ponernos botas o mocasines o nada, para dormir y moverlos, no sé, también es una costumbre que viene de lejos. Tener pies tiene un valor.
Cuando hubo una cosa no cabía la otra, y así. La primera parte o como capitulo de nada, que cuente algo, supongo que no será perder, también los vasos se rompen y nadie los desaconseja. Para beber, aquí mucho. Y funcionan de verdad. Hay estudios. Hay estudios de todo que no se dejan de nada. No te gustaría; pero podríamos llorar en alguna isla, la cortamos por debajo y que vaya tirando, sin contar las olas. Agarrados o así mismo, descosidos. A lo pequeño. Como un naipe. Algo parecido, es decir, una ración infinita, no sé a que equivale, pero brilla en la oscuridad, se puede mojar y después de las doce no da calabazas ni gremlins ni prisas, como un amor. Así de grande y capaz.

griFOLL
29.12.2014

casserrespoblepoema

miércoles, 24 de diciembre de 2014

griFOLL DE CRETO poema punki



DE CRETO
( poemapunki)



Porque no se sabe más de un estornudo que de la existencia, se afirma:
Hay un ataque de nervios en la entrepierna de éste perromofeta,
hay una montaña de orgasmos suicidándose en el comedor, vinos, se fueron, vinagres, sales, entras, pimientas y otros jengibres para las cocofelias.
Las cocofelias entrepuncen tomillos como tobillos la danza de nabos agricultores ordalía los clisterizan o sensempueses para redimir a la taja que alerta la clara de huevo que pica la pata la mala cara del trozo de espejo que corre a romperse sin despeinar a las diadantinas.
En cambio, las diadantinas pululan cuando caben y hasta si henderéis los abuelos que alumbran mazapanes por ritamayor la insista que se encarniza. Muy, muy. Y sólo lo hacen las diadantinas. Las diadantinas son nocturnas como mariposas invertidas en Australia visto desde la luna tercera de Venus que no tiene pero se sospecha, y se sospecha con euforia!
Entonces, artes ululando toma y la que se sale de las condicionales se sube a la yegua relinda, la que se pida o se tarjeteare un día cualquiera por los matucos de cuerdo ancho…ayer…muy ayer de ni acordarse. Cae.
Tal lotería es asín, tal investigación numérica de los quehaceres nerviosos esconde, camufla, aposenta, guarda, conviertesemeseleenél, gímemelas en un mímalo desorden único para la lidera que ladra sin muerdiña en las jueces del muela.  Todos lo filosofindramos. Todos al absolutal.
Porque no se sabe más de un estornudo que de la existencia. No.
Porque liando los porceles se refine la desfólienos de los arquetipos sin duda por caber.
Asín es puases: conclusión tal nos la afirma el señor bacalao en la pizarra para escoger las mayéelas ferrivíariosas que crujen como palomitas en el alma del ratón…léase perrrrromofeta en la maqueta. Léase. Léase muchas veces porque lo digo yo. Léase. Léase. Léase como si de un perpetuo prospecto se tratara, sin confianza, fríamente, con agua en los ojos y pies en la pata mala, dos por cabeza, cabeza y dolencia de oreja que escucha qué pasa? Qué dice? Quién anda? Me estás hablando a mí, perromofeta?????? Hay un león en casa. Ya van muchos tres o mis miles kilos. Y tú leyendo por los sidecasos no fuere un final de mayordomo loco disfrazado de supositorio azul que siempre ha estado allí, plano americano, desenfoque, fin, créditos, música de fondo dentro, que se oiga como si lo fuera. Ya puedes cortar el cable para que explote el poema que baila absurdo por los faroliceros bulonicos y mastodeicos de la nuca nitra que se las pimienta en un abrir y obrar de saltimbanqui para con los perromofetas del planeta perromofetero, quién no tiene un monedero? Quién??? – gritó la tia del asobrino del asombro tal. Fundido y dos vueltas. Anuncio pepsicola para parecer radicales.
Este film va a dar la vuelta al mundo. Mándalo, mandala, mándalo y pon una peseta y tres cruces y reza tres avemarías y enjuágate los codos con aguacates…néctar, sin abusar y sólo si escuece.


griFOLL

25.12.14

casserrespoblepoema

LIBRO DE ARTE libre de libro y sin arte - griFOLL - 2a entrega













lunes, 15 de diciembre de 2014

SÚPLICA Y COMPROMISO



Dejemos de querer tener razón y busquemos una solución.
Dejemos de ir en busca de la culpa perdida. Se perdió.
Amémonos los unos a los otros aunque no lo dijera nunca nadie.
Seamos algo, ni que sea lo que intentamos no ser para saber
lo que se siente una vez. Sintamos, y ya que sentimos, si lo conseguimos,
puestos a ello, juntos pero no revueltos, trasparentes
pero no de nada, humanos, mamíferos, seres vivos con ojos
y oídos, capaces, queriendo, haciéndonos el favor, y que sea,
aunque sea sólo empezar un poquito, pero para empezar
de un poquito por todas a empezarlo mejor… es que podría funcionar,
las personas podrían llegar a ser personas, personas sin más.

griFOLL
15.12.14

casserrespoblepoema 

domingo, 7 de diciembre de 2014

ASÍ SOMOS - poema - griFOLL



“In the fields and in the forests,
Under the moon and under the sun
Another summer has passed before us,
And not one man has,
Not one woman has revealed
The secrets of this world.”
(In The Dark Places)
Pj Harvey

ASÍ SOMOS



Te conozco ahora cuando aún no existes por enésima vez y siempre eres tú, lo que tiembla en la cabeza, la forma que les das a los zapatos de andar por la existencia, casi saltando, viviendo como si nada fuera tan alto como para no intentar perderse en otros lados.  
Te conozco. Yo te vi antes de ser encerrado. Y nos encontraremos en alguna parte cuando escape de éste lado. Voy a hacerlo. Yo te sigo.
Te conozco. Nunca te calles. Puedo oír y con el oído puedo verte y viéndote puedo tocarte y tocándote te reconozco. Mi cabeza entonces también tiembla. Compartimos delirio desde antes del diluvio. Casi fuimos peces.
Te conozco. Hemos estado en el mismo lugar tantas veces como tiempos nos han confundido en el espacio de vernos, nos hemos olido, caído en la sombras del otro, cruzado en estados opacos, fundido en litros de psilocibina; y otros ouijas y ascensores de entre dimensiones…
Te conozco. Pronto nos despertaremos y no habrá sido un sueño. Reconoceremos el otro lado. Estaremos yendo. Nos pondremos otra vez de parte de la realidad, la nuestra, que no hay otra. La locura, el vértigo, escaparnos de ésta parte decadente, de ésta decencia enlutada de tragicomedia de la hipocresía que nos pinchan aquí, aquí y aquí.
Te conozco. Casi fuimos heces. Nunca te calles. Puedo escaparme de aquí por tu voz. Puedo ver y tocar y agarrarme a tu voz. Voy a hacerlo. Nos encontraremos en tu boca y en la mía no habrán piedras. Mi cabeza entonces habrá muerto. Temblaremos con la misma.
Te conozco. Me conoces sin saber si formo parte del montaje. Me reconoces cuando no me encuentran ni las alimañas, detrás de las sobras que deja la soledad para nadie. En mis desencuentros con los mutantes, con los parciales, con los participantes, me encuentras donde no puede haber nadie.
Me conoces. Por eso respiro. Por eso a veces respiro sabiendo que vamos a respirar después de hacerlo sin habernos dado cuenta antes, cuando lo hemos hecho por separado, cada uno a su aire impuesto.
Me conoces. No debo callarme. Por eso puedo escaparme de aquí. Me conoces sabiendo que tal vez no exista. Por eso existo. Existo porque me conoces. Nunca te calles. Voy a agarrarme a tu voz. No hay otra.
Me conoces. Reconoces mi temblor, mis estados opacos, lo oscuro de los alcaloides de la descomposición en masa, éste apocalipsis sin bomba, sin plaga, de nata de leche de vaca mecánica con aloe vera y naftalina para menores aún por pervertir, por impedir dejar ser, por convertir.
Me conoces. Hay un ciclo de cristales que llevan tu luz cuando se calla hasta la muerte y la noche atraviesa el alma sin alma de la nada. Hay un estigma de nácar que entona brillo donde la oscuridad es de piedra en tu voz. Hay nuestra inexistencia en nuestra forma de existir para que existamos, para haber sido y no haber renunciado hay que creer que seremos, que somos.
Nos conocemos porque no existimos. Al revés es imposible. Sólo desde aquí, detrás de éste lado lo hace posible, lo hacemos, nos hacemos, nos creamos el uno al otro para conocernos. Imposible es al revés. No existimos porque nos conocemos. Somos así.


griFOLL
7.12.2014

poblepoema