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sábado, 12 de enero de 2013

EL ABSURDITISMO



EL ABSURDITISMO
(¿)nuevacorrienteestética(?)


Esas nubes que hormiguean tras de mí en la noche como extravagantes rocas del revés, ¿a qué vienen?, le preguntaba inquieto el viejo al esqueleto que hacía más de cien años que andaba sin lengua ni la parte de la mandíbula inferior por el limbo haciendo clac clac con cuatro costillas que le colgaban del cuerpo y poco más.
Esas nubes no vienen, se van, dijo el esqueleto moviendo los omoplatos hasta el occipital. No tengo ojos, pero hace más de quinientos años que estoy aquí. Conozco el clima, añadió.
Durante siete días y siete noches anduvieron juntos, sin rumbo pero nada lentos. En silencio. Y en el primero, el viejo conoció el Mar, y en el segundo, al Diablo. Al tercer día, conoció a Dios, y en el cuarto, la Enfermedad. Los días siguientes, y en este orden, conoció el Amor, el Vicio y la Intuición.
El esqueleto le contó al viejo que ahora, lo habitual era que saliese alguien a preguntarle si ya estaba dispuesto.
-¿ Dispuesto a qué? ¿ Quién…De dónde saldrá?
-Saldrá de la voz, de la voz de tu boca, de la boca que aún conservas. Y entonces, como siempre, tendrás que elegir. La diferencia radica en que ésta vez lo harás consciente. Este es el concepto de la correbilidad, si me permites, amigo mío.
- No lo entiendo. ¿Dónde estoy?, quiero saberlo. ¿Qué me ocurre?, ¿sueño?, ¿muero?, ¿nazco?
-Escucha, no te escuchas. Hablas, hablas, hablas. Preguntas y ni esperas si hay respuesta. Te vas a fundir. No serías ni el primero ni el último. Esa es vuestra cruz, el bla, bla, bla…
¿El bla, bla, bla...?, ¿la literatura? , ¿te refieres a los libros y todo eso? Casi. Cuando se convierte en arte, ¿tú qué opinas?( ¿ Puedes ver éste trozo de espejo caído en medio del cuento? Aquí sonríes).


“Por eso considero
que es a mí, enfermo perenne,
a quien corresponde curar a todos los médicos,
-que han nacido médicos por insuficiencia de enfermedad-
y no a médicos ignorantes de mis estados espantosos de enfermo,
imponerme su insulinoterapia,
salvación de un mundo postrado”.
Antonin Artaud.

Esas nubes que hormiguean tras de mí, ¿ son cuervos?, ¿ existe esta realidad en alguna otra parte fuera de mi?, ¿existo yo? Nunca fuiste leído, mi Johannes de Silentio. Tu, tal vez, Guy, sufrido por lucidez desbordante que desprendes a finísimos bocados limpios como bisturíes una noche de locura secreta en el pueblo secreto de los locos. Allí en el bosque.
Pequeño reverendo negro, hábil vendedor de hierbabuena y tu, después ya pasarán los invitados. (¿Es mi funeral? No lo sé, no he mirado la caja, ¿voy? Ve. Pues sí, lo es. ¿Ves?). Siguen por orden los recuerdos infantiles, la primera salamandra, la segunda calada. Yo no sabía que la segunda calada era eso. Yo no sabía que las segundas veces ya nunca pueden volver a ser las primeras.
Dormir en el sofá con una libreta al lado, pero dormir sin dormir, como ahora, delirar, ensoñarse. Y de golpe la cabeza dentro de un cubo de metal de agua con hielo en la nieve. Eso. Eso es lo que un día sucede. Simple como una aspirina. Romántico como una sipia y capaz de ahogarse en el primer vaso de agua por vacío y seco que parezca. Se ahoga que desaparece por completo. Más que Pulgarcito. Y ahora necesita un trozo de carne, la que sea, para poder seguir escribiendo como un buitre, escribiendo el mismo mensaje en los cielos, los buitres, ¿los conoces? ¿Tocan blues? Esos pájaros que hormiguean…
¿Qué hormiguean esas nubes tras de mí, tras de ti? No preguntes, Gato que pasabas, pasa por aquí, no nos traigas al miedo, lo conocemos y gracias. Aquí se oyó una oscura luz. Grave. Durante días seguimos con toda nuestra colección de estómagos, partidos. Por eso dolían las piedras, los pies llenos de letras.
Esas nubes y el miedo y el viejo y el esqueleto y los juegos de palabras para descubrirse, para ir quitándose las capas sobreras y rascarse las malas, por querer ser mejor persona, persona abstracta claro, persona.
Confundirás deseo con amor, gesto con palabra, silencio con densidad, diagnostico con verdad. Mientras, crearemos el “absurditismo”. Usaremos telas de colores del garaje de Cueva y traerán imposibles las Migrañas en desuso que hemos invitado a tu funeral festivo, como lo querías. Y así, absurdo, sin sentido, como la muerte.
A ver quién te pilla, cabrón.

“todos los ruidos están aprisionados en el hielo”
Antonin Artaud.


Entre líneas, dice como dejando entrar así al frío, a su frío también, de poeta melenudo con cabeza grande hasta el final del universo. Y cruza sin red. Y así se la juega. Y no existen vencedores ni perdedores, sinó visiones, sólo visiones y estómagos rotos y espaldas que aguantan esqueletos como milagros que aún andan por los lugares, éstos, tan comunes y desconocidos a la vez, tan cotidianos y olvidadizos y tan llenos de recuerdos futuros.
Esas nubes, de sus formas, de sus gestos, de sus secretos, de su conexión eléctrica de rayos con el átomo del absurdo, el más absurdo que pueda ser tocado. Y, esta vez, Antonin lo sabe, no hablo del monstruo del Doctor Frankenstein, y sus rasgos se parecen y los dos recibieron gran carga de electricidad en sus cerebros ( Artaud con los electroshocks). Ese niño monstruoso… ¿Qué le pasa a ese niño monstruoso? Conoce lo absurdo. Siente el absurdo. Le dicen que se hace mayor o lo que sea, pero lo que realmente pasa es que el niño ya es absurdo, ha entrado. Empieza la fiesta.

Josep griFOLL
13.01.13
casserrespoblepoema