Ponía rojos los paisajes, mirarlos
no era conjuntivitis, te hacía crecer en los bosques del iris pupilas para los
cementerios del alma, dilatarlas y resucitar. Entonces las piernas bailaban,
volvíamos a retomarla y el musgo acogía toda clase de luces, no se peinaba, nos
mojaba de besos en llama, de suelos con alas, pestañas en gracia poblaban el
firmamento de nubes con sábanas y sabanas, y era mirarlas, ver como se
deslizaban y formaban sonidos que dejábamos se dibujaran por las ramas, hasta
las nalgas, sin medir serpientes, deshojadas, deshojados, nosotros al fin sin
sus puestos de repuesto para la nada, con todo en la piel, cebollas de
caricias, besos de ajedrez sin reyes, yo peón de tu ombligo, tu: dama, madera
de dama, madera de carne, carne de as de corazones, póquer de dados a
todo, campeones en llegar los primeros a
cada deseo por fin permitido, fiesta de ombligos sin otro centro que entrarnos
de lenguas por sabores tantos años ayunados, después de la rima encontrados
libres de todos sus versos, cuidábamos nuestro poema, otra poesía no había. Y
eso era ser, el virus de la vida cuando la vale resultó de amanecernos sin
penas, no las valía, amanecimos de escarchas, sagrados, a vernos las caras, los
dedos, las ganas, los orgasmos sin quebrantahuesos, volábamos sin gastar alas,
a lo kiwi lanzado, de sólo en presente, por todos los aires. Era soplarse las
verdades y los sexos nos traían el alimento. Éramos un acordeón, a veces estoy
seguro de que éramos un acordeón o algo parecido a la música. Y esto sucedió
una vez, la vez que se juntaron todas las veces en una de sola que fue celebrarla,
lo juro por la luna que estaba, luna de siempre, para darle las gracias nos
hicimos selenitas y llegamos a Venus sin irnos por Martes.
Y había peces, cada día era
fiesta en el hotel del mar, peces de fresa sin disecar. Todos tenían un nombre
y nos llamábamos por igual. Autobuses de coral, lagartijas con cafeína, tanto
daba, todo era mágico, inocente, de verdad, funcionaba sin aceite, funcionaba
por salivas. Porque los besos de verdad explotan y mojan, no son de aire ni van
de helio, no son globos, los besos de verdad son besos de verdad: explotan.
Explotar era nuestro idioma, por
eso se apartaban los ciegos, para no mancharse de ver.
¿Te acuerdas del gato que llevaba
también un paisaje de tardes ardiendo en la cola gitana que nos encontró
moviéndola? Ahora es un unicornio. Mi Unicornio amarillo lo llamo,
«unicornioamarillo», y viene. Huele a ti porque está hecho de besos con volcán,
de manchas brillantes que explotan, que cuelgan hilos irrompibles en el mundo
de los unicornios, de cuerno a cuerno, cada cuerno es una espiga, por eso
“amarillo”, de trigo, de pan, del pan que te cubre los huesos; huele a ti y
viene.
También hay aún grietas para
pasar al otro lado. En una ausencia de palabras aprendí a cruzarlas, no puedo
ocultarte, desde el sueño que nos dimos me quedé sonámbulo, en posición
vértigo, desnudo hasta los laureles, como los cipreses que no se adaptan a la
tristeza porque desconocen a ciertas que la muerte no mata, y se encrespan, por eso se encrespan, por eso
su fruto es de grietas, bolitas de puertas, collares de puertas abiertas. Por
eso se encrespan.
Y también tendrás que perdonarme
por seguir deshojando estas hojas de piel de naranja, sin zumo de ti yo me
enfermo, me seco, no sudo y acabo estancado hasta las orejas de estanques que saben
a cloro sin fila ni filia ni gracia de nada ni nadan sin zumo de ti como una
flecha sin arco, ¿qué hago?, ¿pongo la papelera?, ¿saco la tele a pasear?, ¿ me
compro una cordura? Por muy cactus que sea, bebo algo para mantener mi
existencia, como los escorpiones que tienen veneno y no lo pidieron y por eso
los matan los que no saben más que de dosis, de medidas, los que saben de
medias, que hasta las venden, y ponen tiendas y no han visto tus piernas, son
como científicos encapsulados pretendiendo resolver poemas bajando la
temperatura de las letras cuando escribo que te amo. Lo que quiero decir es que
dormir contigo o con una ecuación me sabe más distinto que recorrer del blanco
al negro todos los grises que se me pongan por delante. Lo que quiero decir es
que te debo todo lo que de aprovechable tengo. No, eso es lo que puedo darte,
deberte te debo los infinitos que ahora no sé dónde he puesto, pero me muevo,
rasco por los sitios, tiro piedras a las nubes para que me den las estrellas y
en invierno las enciendo.
Estoy en deuda contigo como lo
estaba conmigo antes de saberte, te debo lo que sentí al sabernos.
Estoy en deuda contigo porque
todo es diferente después de saber que existes, porque las cerezas son más
rojas y los pies tienen más dedos y menos anclas, porque la realidad se ha
caído al pozo de los sueños y cuando llueve se cumplen los deseos, porque desde
que el mundo te tiene agarrada ( eso se cree) la sed necesita menos agua, la
suerte menos fe, la fe menos dioses, los dioses menos hombres y los hombres
menos dioses, como si se hubiera comprendido algo en algún sitio que
desconozco, como si hubiera una verdad que nos pasara una nota con una sonrisa
por debajo de la comisura de los destinos, porque las alegrías alegran por
alegrías y no por obligaciones desde que me enseñaste a saber distinguir entre
tú y todo lo demás con sólo verte, aún dormido y sin soñar, cansado de creer
haber soñado todo lo soñable, abriste mi mirada para que entraran los paisajes
, estos paisajes que nunca hubieran sido sin ti, te debo esto y aquello y lo
que me queda y lo que no sé y hasta llegar a todo para llegar a todo a
descifrar lo mejor, arrancarlo de cuajo y traerte a donde tú me llevaste.
Esta es mi historia: donde tú me
llevaste…y yo: disco rayado, rayado, rayado…
Después ya no lo fue, porque lo
pusieron todo de plástico, y los vasos de papel, y el mar de cartulina, y a mí
no me salen las olas con tijeras ni con algodón las nubes. Y esta pega no
encola, deja las paredes. Yo les hablo, pero hablar con las paredes es, y sólo
como mucho, hablar con las paredes. Responden, claro que responden, pero son
paredes. Encierran avisando, pero encierran. Y se contradicen hacia mí.
¿Te acuerdas del monstruito del
escaparate verde que parecía que movía los ojos cuando oscurecía? Intento
dibujarlo para ver cómo te ríes.
griFOLL