Seguidores

sábado, 28 de julio de 2012

Exposición de Josep Grifoll en el Local de Magatzem Voltaire


 por
Limary Ruiz Aponte


“No sempre el dolor n’ engendra més, al revés,

com més, més sorpresa després. I té, mira, tu:

La bondat no s’ amaga, deixa rastre,

és un desastre.

Jo també en vull escampar. Com tu.

Fa mal?”

Josep Grifoll



Mostrar, desnudar, poner en manifiesto algo, son algunas de las aseveraciones para la palabra exponer.  Pero, exponer qué en una exhibición de arte, me pregunto: ¿los cuadros?; ¿el artista?; ¿las ganas de saber?; ¿yo misma? Sin embargo al entrar a la exposición del artista Catalán Josep Grifoll en el local de la asociación Cultural Magatzen Voltaire, encontrarnos al propio artista, sentimos que hay una  transparencia, un valor y creencia por el arte que desborda el espacio. Y si sumado a esto somos participe de la música y la interpretación performativa del Colectivo Vueltabajo Teatro la experiencia nos expone y nos interpela los cinco sentidos. Quedamos expuesto al arte, a su necesidad y vitalitad, a su poder ancestral.

Josep Grifoll artista multidisciplinario de Caserras hacia tres años que no bajaba de su pueblo y el sábado pasado estuvo en Barcelona en la inauguración de su exposición. Con más de 50 cuadros en diferentes medios, el espacio del local se desbordó.  Antes miradas, caras, ojos grandes, chaquetas con pegamento, espejos, platos rotos, el trabajo de Grifoll nos envolvía en la necesidad misma de la creación. Pues su trabajo nos lleva al arte como medio de vida, de libertad de espantar y destapar la cabeza, por los ojos, por el tacto, por el fragmento mismo. Cada cuadro comunica un ansia de salirse, de ruptura, de ser visto;  y esto ya el cuerpo femenino recostado o el Picasso fragmentado hasta el collage. Hay una necesidad envuelta en la pasión en la pluma, la tinta, el pegamento, la madera, lo que sea que pueda exponer, pues es tan placentero que duele o viceversa. Sus cuadros se convierten en  poemas, en ese juego con lo infinito y con la vida misma que nos ha dejado sin palabras y que solo la imagen en sus diferentes medios y la poesía parecen rescatar.

 De esta manera el artista  que ha expuesto en Nueva York, Milán, Francia Madrid, Bilbao, Barcelona, presentó su trabajo realizado en diferentes medios como la madera, papel, platos telas y radiografías. La Repetición de figuras y patrones entre cabezas reconstruidas, pies con partituras, el cuerpo fragmentado, el cuerpo  mismo, nos dejaba la impresión de urgencia, de deseo y pulsión por el arte, por la vida misma en todas sus vivencias. Manifestando de esta forma el  arte su poder como un plano de deseo incontenible. La brocha que no pinta bien, como expresa uno de sus cuadros, no antepone ante su creación de la creación misma.

La necesidad de creación que también comparte el Colectivo Vueltabajo ocupó el espacio con sus performances. Con la música de Legner Libugsni, Carlos Carbajo, y la interpretación de cada uno de sus componentes Eury González Orsini, Zuleira Soto Román, Montse Griffol,  Juan Carlos Carillo y Luis Fe Rivera se concretizo la pulsión creadora en actos, en sonidos y olores.  Estos hicieron que el local sintiera la cebolla, que el barro se moldeara y destruyera en un mismo instante , que las bicicletas se columpiaran de los techos y que la poesía del mismo Grifoll fuera escuchada. El arte nos rodeó y  sumergió con el trabajo colectivo de estos artistas.  

De esta forma la noche estuvo marcada por le espacio ocupado y convertido en una instalación completa en donde todos estábamos interactuando con el arte. Se olía, se vea, es escuchaba y se sentía el arte. El espacio del Local del Magatzen Voltaire formó parte del quehacer cultura de Poble Sec. Con la exhibición de las obras del artista y poeta Josep Grifoll fue una noche donde el arte era el centro, el límite sin límite de la creación misma.  Así los medios se desbordaron, nos desnudaron y provocaron la exposición de nuestra mente, del hambre misma del arte, de expresar lo que se siente con lo que se sabe, con lo que necesita, con lo que se conoce, con lo que ni siquiera se puede decir: con todo. Al final quedé desnuda, pequeña, expuesta, pero glorificada ante la imagen misma que el verso no puede contener, el performance derrama y que en la pintura, el marcador, la brocha y la tierra misma contiene y Grifoll presenta y se presenta; expuestos todos, entonces.  



Limary Ruiz Aponte